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miércoles, enero 04, 2012

Esto SI va contigo y se llama maltrato animal

Me vais a permitir que me ponga sumamente seria y me envuelva de un halo de gravedad y consternación para hablar de una cuestión que me resulta ciertamente motivo de consternación e indignación. Es INNEGABLE que lo que en su momento se consideró un gran logro al incluir el Artículo 337 en el código penal en el 2003, es a estas alturas más que evidente que resulta a todas luces insuficiente. Y la última reforma del código penal en su cumplimiento contra el maltrato animal al eliminar recientemente el ensañamiento como condición sine qua non como delito de maltrato animal, abre solo relativamente la posibilidad de rescatar cantidades ingentes de causas archivadas, pero sigue dejando en manos de la interpretación de los magistrados del artículo, puesto que debes demostrar se trata de maltrato injustificado. Cuya aseveración por otro lado per se es una total aberración, ya que el poder ni tan siquiera plantearse un maltrato justificado carece de sentido. ¿ O no?¿Demostrar maltrato injustificado? ¿Desde cuando el maltrato puede ser justificado? Pensé que lo de “la letra con sangre entra” era cosa del pasado. Sociedad de desalmados la nuestra.
Así mismo, el hecho de que las más deplorables vejaciones, maltratos y sadismos solo puedan comportar penas de 3 meses a un año y que además sin antecedentes pueda acabar siendo una multa, es descaradamente incongruente y no proporcional y conlleva el auspicio, consentimiento y un claro mensaje de carta blanca ante la falta total de responsabilidades a reclamar a sus depravados ejecutores.
Y si ese perfil de sujeto infrahumano puede, en su libre albedrio, llegar a percibir en nuestra sociedad una total libertad e impunidad para continuar cometiendo semejantes comportamientos, como no visualizarse un consentimiento socialmente de otros tipos de maltrato aun más común y costosos; desde la irresponsabilidad de la dejación de cuidados hasta el mismo abandono. Actualmente más de 120.000 mascotas son abandonadas al año en España, cada 3 minutos y medio se recoge a un animal de compañía abandonado, muy por encima de la media europea. Más de 100.000 perros son sacrificados en nuestras perreras, con su correspondiente coste económico consecuente y la propia Seprona llegó a realizar en el 2010 unas 3600 detenciones por maltrato animal pese a unos exiguos efectivos.
Se trata sin duda de una problemática de la que no estamos ninguno exento por las implicaciones y los costes derivados. Recoger y hacerse cargo de esos abandonos es físicamente imposible, lo cual comporta irremediable y lamentablemente que un gran número de municipios cometan dejación en sus obligaciones y obvien su compromiso según ley de responsabilizarse de la recogida y mantenimiento de los centros de protección y establecer convenios con entidades colaboradoras.
La realidad es tal que ante un abandono, cuando efectúas una llamada a las fuerzas del orden o las autoridades denunciándolo simplemente te ignoran , tal cual, ya sea con mejores o peores formas, supongo ahí entra en consideración el talante del agente en cuestión. Pero actualmente ESA es la realidad con la que convivimos, gira la cara y mira para otro lado. Sociedad de insensibles la nuestra.Y es que para más INRI, lamentablemente existe una total ausencia de implicación de las fuerzas del orden y una falta de sensibilidad de las autoridades. Añadido por otro lado a esta desbordante situación, la enorme lacra que supone la venta ilegal de animales y un mercado negro completamente descontrolado, donde para acabar de rizar el rizo, además se unen cuestiones básicas como la cría masiva e indiscriminada y las cada vez más miserables condiciones de alimentación y mantenimiento. Y especialmente por parte de ciertos sectores, como lo son ciertos colectivos de cazadores.

En esa línea, normativas como la ley de protección de los animales de Cataluña (DOGC 5113-17.4.2008), que regula y limita a los particulares sobre la cría de animales de compañía para evitar la superpoblación, la compra compulsiva y el maltrato y abandono, con multas por cría y venta ilegal de hasta 20.000€, son sin duda punta de lanza a seguir y secundar con campañas informativas contra la compra-venta de animales realizada por particulares sin licencia.

Es obvio para todos, la necesidad imperativa de disponer de un control de la cría y comercio de animales así como la extensiva inversión en campañas de esterilización y control de natalidad.
Porque seamos realistas, las campañas de “No le abandones el nunca lo haría”, son simple morralla para un problema cuyas dimensiones parecen ignorar nuestras administraciones.
Se nota a faltar campañas de sensibilización mucho más proactivas de control de la natalidad y la esterilización, así como una concienciación de la importancia y la responsabilidad de hacerse cargo de un ser vivo y no de un objeto tanto en medios como medios institucionales. Al margen de intereses partidistas, son necesarias campañas de sensibilización para con la adopción antepuesta a la compra de animales de compañía, obvio.
Pero es que además el inmenso desconocimiento de dichas leyes y normas a aplicar aun facilitan más la actual caótica situación, y dificultan la depuración de responsabilidades de sus propietarios en los supuestos de incumplimiento tanto de las ordenanzas municipales como de las obligaciones derivadas de la propia Ley.
No podemos mirar hacia otro lado, es improrrogable la necesidad de realizar los oportunos endurecimientos de penas del código penal al maltrato animal y Sí, somos una mayoría y esta cuestión nos preocupa y moviliza a un amplísimo sector de nuestra sociedad, actos como la manifestación del pasado mes de Marzo originada en Valencia fue solo la punta del iceberg, la constante proliferación de entidades y asociaciones e incluso la aparición de una vía política para dar cabida en exclusividad a esta cuestión lo ponen de manifiesto.
Es esta una petición que es YA un clamor popular de una inmensa mayoría de la sociedad, va a resultar vergonzoso y por supuesto costoso esperar a equipararnos a Europa en condiciones y normativas cuando ya sea una evidencia penada por normativas Europeas. Cuestión esta que por supuesto anda en curso. Y es que una vez más solo somos capaces de articular cambios significativos para integrarnos en Europa a partir exclusivamente de las multas por las infracciones correspondientes, lamentable . Nosotros siempre por obligación , mal y tarde.
Es imperativo adherirse y firmar los convenios Europeos existentes al respecto, a la convención, ahora mientras se estudia y aborda en Comisión Europea ,antes que tener que acatar las Directivas europeas de animales de compañía que están en curso y que resultarán a todas luces impositivas y costosas por su actual total incumplimiento.
Es incongruente que lo que en Alemania es motivo de cárcel aquí se reduzca al pago de 20€, la diferencia resulta insultante.
Así como es ofensivo e insultante, ser sometidos constantemente a semejante bombardeo de casos y maltratos que hieren nuestra sensibilidad, así como frustrante la incapacidad de asumir que ni tan siquiera se trata tan solo de los derechos de los animales, estamos hablando de nuestros derechos.
Es imprescindible poner Coto legal al maltratador, al sádico cuyo paso o limite entre la vejación, la crueldad, el sadismo a un animal y las mismas conductas con un hijo, una mujer o un anciano son demasiado difusos.
Y es que “El respeto del hombre hacia los animales es inseparable del respeto de los hombres entre ellos mismos”.
No obstante ni siquiera se trata solamente de endurecer esas penas, nos encontramos en una situación de precariedad tal que ni tan siquiera existe una ley de ámbito nacional de protección animal, pese a los reiterados intentos, campañas y reclamos en esa línea desde distintas entidades.
Lo cierto es que una amalgama de normativas diferentes y variadas acampan por todo el territorio. Existen legislaciones autonómicas más restrictivas y otras desesperanzadoramente permisivas. Y este despropósito de condiciones conlleva un total y absoluto caos, donde una vez más el “A mi que me registren” prima ante todo.
Administrativamente cada comunidad tiene una ley con un sinfín de disparidades y criterios que necesita de una ley marco de protección animal que unifique como ha sucedido como mínimo con la ley 50/1999 a nivel nacional de 23 de diciembre, sobre el Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales potencialmente peligrosos cuyo artículo 3, punto 2, contempla que las Comunidades Autónomas tienen que desarrollar la normativa, siendo responsables de su gestión pero al menos unifica criterios.
Actualmente la disparidad es tal, que incluso la Región de Murcia carece de una normativa que regule la identificación de animales de compañía y, por lo tanto, carece de un registro autonómico o supramunicipal con su implicación y consecuencias.
Textos legales muy dispares hacen que por ejemplo en Castilla la Mancha las multas por maltrato animal alcancen 6000 euros como máximo y por el contrario en Aragón 150.000 euros.

Y no obstante es absurdo pensar que existe una falta de cultura animalista en nuestro país, siendo como es una cuestión que inquieta a tantas y tantas personas, y resulta evidente que deben sopesarse cuestiones básicas como son los costes asociados a esta lacra para nuestra sociedad y como no, la opinión de una mayoría por encima de ciertas minorías.
Es tiempo que los señores legisladores den un paso al frente y empiecen a gestionar y legislar en virtud de las necesidades y derechos de una mayoría de ciudadanos que somos, cansados de la falta total de valentía y arrojo por parte de nuestros políticos a la hora de enfrentarse a cuestiones que pueden suponer un conflicto de intereses de ciertos sectores.
Pasar por encima y obviar esta lacra para evitar afrontar ciertos conflictos resulta de una total inmadurez propia esto sí de demagogos y populistas.
El camino se demuestra andando y la línea trazada por Europa marca una estela de la que resulta imposible perderse.
¿A que esperamos?

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