Me temo hoy día nadie puede negar coexistimos con una
realidad definida en código binario. El famosísimo código de 0 y 1, que
conforman no solo toda nuestra tecnología digital, si no que cual Matrix,
envuelve todo y toda nuestra realidad. Nos movemos en un permanente 1 o 0, todo
o nada, pensamiento único en el que al parecer todo es excluyente, si eres una
cosa no puedes ser otra, si eres catalán no puedes ser español y viceversa, si
no eres nacional catalanista entonces eres nacional españolista, o 1 o 0. E
incluso traspasa los límites de toda lógica y establece dicotomías tan absurdas
e irreales como condicionar el derecho de uso de una lengua materna a que no
exista el mismo derecho de los que hacen uso de
otra lengua materna, en una sociedad eminentemente bilingüe en la que
vivimos. Al parecer en algún momento alguien decidió que eran incompatibles,
pese a que convivimos desde hace tiempo los que tenemos una lengua materna y
otra, sin que ello nos suponga la extinción de ningún uso.
Pero así vamos, inmersos en un bucle constante de dicotomías
en las cuales se afanan por ubicarnos reiteradamente todos esos que se empeñan
por mantener semejante despropósito. Con el obsceno deseo de mantenerse a toda costa,
precisamente a eso, a costa de , de toda esta realidad al más puro estilo
Matrix.
Un Matrix donde al parecer no existen incompatibilidades sobre las puertas
giratorias entre la sanidad pública y la privada, donde es mejor protegerse de
quien guía su vida con un único pensamiento y objetivo cuyo fin justifica los
medios. Un modelo de una sociedad fragmentada y confrontada extendiéndose en un
país sin capacidad de cohesión y suma, donde hay 50.000 niños malnutridos,
16.500 empresas cerradas ya, casi un millón de desempleados, 1.300millones de
euros recortados en educación, sanidad y bienestar ,128 casos de corrupción
abiertos o un millón de euros evaporados en la construcción nacional mientras
no hay presupuestos anuales. En definitiva un sin fin de ingentes cantidades de
recursos y dineros en definir, ensalzar y pregonar la diferencia por bandera ,
el y tu más o el nosotros y “los otros”.
Que no te cuenten milongas, no existe tal código binario, en realidad solo existe una dicotomía real e inquebrantable, los que viven de ello y los que malvivimos por ello.
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